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Durante tres agotadores años, Lauren Lockwood intentó que su hijo Rex durmiera toda la noche. Cuando era bebé, no podía dormir sin que una manta lo cubriera por completo para aislarse del mundo exterior. A los 2 años, a veces tardaba horas en dormirse —y su mamá también—, y luego se despertaba de golpe, aterrorizado por pesadillas que le hacían gritar de pánico. Durante años, Lockwood, una enfermera partera que trabaja con un grupo de madres primerizas en su casa de Oakland, California, experimentó con toda una serie de enfoques a la hora de dormir. De bebé, le dejaba llorar para que aprendier…